Argggg #0004

Otra vez ese lugar donde sobran las cervezas y las caídas. Donde Santiago comienza- termina gustándome con semáforos intermitentes, luces con sabor a plástico, basura como decoración, bocinas como música, gente violenta.

Miradas arqueadas expectantes para observar el escenario donde día a día hay una nueva peli a punto de estrenar; en cada esquina, en cada rincón…

Bésame mucho.

Estuve leyendo un reportaje que le hacían a "Muza"... Hablaba sobre lo innovador de su nuevo disco, que es "la puesta" de " electrónica con boleros" rara mezcla, pero aceptable, al menos para mí.
Dedique algo de mi tiempo y escuche su single promocional que no es nada más ni nada menos que Bésame mucho de Consuelo Velásquez.
La verdad es que la mención honrosa sólo se debe al hecho que con esa canción me acuerdo de mi mamá y mi hermana; cuando ella era pequeña fue la primera canción que mi madre le enseño, a mi hermana le encantaba y la cantaba por todo lugar, se aferraba a mi madre y la comenzaba a besar hasta que se aburria. ¡Eso me encantaba!
... Ahora cada vez que escucho esa canción me es inevitable no recordar esos buenos momentos...

Argggg #0003

Mis llaves se pierden, una y otra vez
una, dos, tres, cuatro... muchas veces en el día.
¿ Alguien vio mis llaves? ¿ Quién tomo mis llaves?
Argggg judgdsdgagd!! ##%$&%&//!! aaafsatdgbdhshf!!

Puteadas al por doquier...
Aparecen y des-aparecen una y otra vez,
pareciese que se confabulan en mí contra.

Una vez más lo lograron, porque para variar se han pérdido

Argggg #0002

Cuando se duerme un pie o me dan calambres es como el fin del mundo, sobretodo con este último.
Siempre me pasa cuando estoy durmiendo; como que despierto y siento que estoy como amarrada y me duele, me dueleeeeeeeee comienzo a ¡gritar! MAMÁÁÁÁ, PAPÁÁÁÁ ¡ QUIÉN SEA!
(...)Dejo de sentir mis extremidades inferiores //Pienso así se deben sentir los parapléjicos// Doy vueltas me muevo, necesito sentirlas denuevo(...)

¡ME DUELEEEE! Ahí llega alguien, cualquiera y me ayuda, estira mis piernas, comienzo a sentirlas, un gran alivio (...)
El completo silencio, la vista fija en el techo, tirada en mi cama.

Hoy tenemos la oportunidad de dirigirnos a todos los niños es un momento muy importante definitivo revelamos el secreto más grande de la humanidad, la verdad sobre el nacimiento de los niños.

Nos hemos decidido a revelaos este misterio porque no consideramos justo el que vosotros grandes y verdaderos amigos de los autentico os sintáis engañados no ya por vuestros padres, naturalmente, sino por otras opiniones ignorantes.

[Infinita tristeza]

Agggg # 0001

Y yo dije porfavor no a la enojación.

agsjyfnjduwmfkkmfnnf
lsakdsjuoeiiremdfkslao
ahsgdghdjfkkdsfgkflfgl

Y el ego otra vez nos envolvió y la enojación se marcho.
Tan-tan. Fin.

Beat.

Estallido.

Se ve seguro, me escondo.
El peso es mucho, tenés miedo.
Grita, grita.
Mejor decir adiós.

Virus

noventayocho,
noventaynueve
cien.
La verdad es que son demasiadas
ni mi cabeza, ni el que le sigue
están dispuestos a lograrlo.

Comienza, a la altura del útero
sube, sube( Y no como nubeluz)
en las costillas se hace eterno, latente
ay,ay,ay
en el pecho aprieta, ahoga
pronto acabará
se hace sentir,
tramo final;
la garganta
cof.cof.cof.
al fin salio.

Hoy fue un día extraño, estaban pronosticados 28 grados, pero la verdad es que no resultarón más que 10, para variar me levante tarde y las tres micros de las 9:20( que esta vez no fueron más que dos; la que deje pasar y la que no me paro) hoy no me sirvieron.
En el auto, la música sonaba; me dijieron: uy que tienes sueño hoy... la verdad es que de sueño no había nada...
Pensar que quizás no eres más que una necesidad, que debes vivir así sin quererlo, pero que no existe manera de retroceder, tampoco de avanzar. Ahora estoy confundida quizás está bien, quizás muy mal, ¡bueh! llegará el día y la incertidumbre me abarca así como hace tiempo no lo hacía.
Mariposas. Blah!. No lo creo.

Ventajas y desventajas de un amigo con ventaja.

Esto no es un cuento, pero empieza como un cuento. Hubo un tiempo en que las relaciones amorosas fluían igual que el agua al abrir la llave. Dabas la vuelta a la manzana y volvías a casa tomada de la mano. Abrías los ojos después de una noche de sexo y tu acompañante te abrazaba y te pedía pololeo. Puede que esté idealizando, pero recuerdo que a mi abuela le faltaban dedos en las manos para nombrar los pololos que había tenido en su juventud (¡aquellos locos años 20!) Cuando un día me preguntó por los míos, me vi obligada a subirle el volumen a la televisión.Y esto fue lo que pensé. Tener un pololo se ha convertido en un trabajo, abuela. Un trabajo part time, o un pituteo esporádico, nocturno, mental, corporal, existencial, de selección darwiniana. Yo te amo, tú me amas, amémonos, es un “final feliz” que depende más de tu esfuerzo personal que de esas flechas lanzadas al azar por Cupido. Vivimos en una sociedad donde todo cuesta, abuela, incluso lo que no tiene precio. Las personas ya no se abordan como antes: esperan ser abordadas. (Siempre hay excepciones, pero acá estamos hablando de reglas generales). Olvidémonos de esos chantas que te murmuran “hola preciosa” al oído y no son y jamás serán Marlon Brando en un Tranvía llamado deseo. La pasividad del otro –piensa en el James Dean de Al este del paraíso, abuela, sensible y frágil- te obliga a convertirte en predadora. Porque la manera más efectiva de traspasar ese pozo de paranoia-autoprotección-narcisismo que hay entre hombres y mujeres hoy en día, es irse directamente a la cama. Si logras eso, abuela, además te ganas su respeto. Mal que mal fuiste capaz de doblegarlo y llevarlo a una zona desconocida llamada INTIMIDAD. Pero pensemos en nosotras, las mujeres. ¿De qué sirve tener sexo una noche con él? Fácil. Puede haber una siguiente y subsiguiente y así sucesivamente, hasta que la noche se convierte en el día, y de simple lover pases a ser una amiga, una amiga con ventajas. En esa relación amorfa, pero no por ello, insustancial, el sexo es la Tierra alrededor de la cual empiezan a girar otras cosas: las películas que ven juntos, los libros que intercambian, los bares que frecuentan. Aunque no te beses en público ni te presenten como “mi pareja” tú y él tienen espacio para hablar. Para conocerse. Para bostezar y dejar de demostrar que eres alguien valioso porque bajaste tal disco de Internet o porque sabes quién es Winnis. Pasada la primera prueba, todo puede ocurrir, incluso el eclipse total: que el otro se enamore de ti. La mayoría de las veces, sin embargo, la órbita cambia de rumbo y vuelves a quedarte sola. Y así vas conociendo a otros hombres y acumulando más amigos con ventajas que cupones de descuento en el supermercado. Qué trabajo, abuela. Con tanta sobre oferta, te olvidas por qué habías elegido a tal persona, ya no esperas nada de nadie, y de repente, ocurre lo inesperado: uno de ellos se enamora de ti. Te frikeas. No sabes qué hacer. No quieres comportante igual que los cientos de tipos que de un día a otro dejaron de responder tus e-mails o tu celular porque encontraron nuevas amigas con ventajas. No quieres caer en la categoría de “perra” porque lo que te llevó hasta ahí eran tus genuinas ganas de amar y ser amada. Qué confusión. Esta dinámica perversa de los amigos con ventajas me hace pensar en una canción de Nutria que dice “la construcción de este corazón se cae a pedazos”. La gracia es que coincida, abuela. No una vez, sino varias. Tantas o más que los dedos de tus manos. Por María José Viera Gallo